Altas temperaturas: recomendaciones para una vida saludable y señales de alerta que no hay que ignorar

El verano trae días largos, más actividades al aire libre y ganas de disfrutar. Pero también implica altas temperaturas que pueden impactar directamente en nuestra salud, sobre todo cuando no tomamos los cuidados necesarios. La hidratación, la alimentación y la atención a ciertos síntomas persistentes son claves para atravesar esta época del año de manera segura.

Desde CIDI, promovemos una mirada preventiva: escuchar al cuerpo, adoptar hábitos saludables y consultar a tiempo cuando algo no está bien puede marcar una gran diferencia.

Cómo afectan las altas temperaturas al organismo

Cuando el calor es intenso y sostenido, el cuerpo tiene que hacer un esfuerzo extra para regular su temperatura. Esto puede generar desde molestias leves hasta cuadros más complejos, especialmente en niños, personas mayores, pacientes con enfermedades crónicas y quienes realizan actividad física intensa.

Algunas consecuencias frecuentes del calor excesivo son:

  • Deshidratación.
  • Bajadas de presión.
  • Golpes de calor.
  • Alteraciones cardiovasculares.
  • Fatiga extrema y dolores de cabeza persistentes.

Por eso, la prevención es fundamental.

👉 Sacá tu turno o realizá tu consulta por nuestros canales de atención y atravesá el verano cuidando lo más importante: tu salud.

Recomendaciones de vida saludable durante el verano

Hidratación constante, incluso sin sed

El agua es el principal aliado frente al calor. No hay que esperar a tener sed para hidratarse, ya que esa sensación suele aparecer cuando el cuerpo ya está deshidratado.

Se recomienda:

  • Tomar agua varias veces al día.
  • Evitar bebidas alcohólicas o muy azucaradas.
  • Aumentar el consumo de frutas y verduras con alto contenido de agua, como sandía, melón, naranja o pepino.

Alimentación liviana y equilibrada

Durante el verano, el sistema digestivo también trabaja distinto. Las comidas muy pesadas pueden generar malestar, cansancio y sensación de agobio.

Lo ideal es:

  • Priorizar platos frescos y livianos.
  • Reducir frituras y comidas con exceso de grasa.
  • Mantener horarios regulares de comida.

Cuidarse del sol y del calor extremo

La exposición solar sin protección puede provocar desde quemaduras hasta problemas más serios a largo plazo.

Algunas recomendaciones básicas:

  • Evitar el sol entre las 11 y las 16 horas.
  • Usar protector solar.
  • Vestir ropa clara, liviana y de algodón.
  • Buscar espacios ventilados o con sombra.

Actividad física, pero con precaución

Moverse es saludable, pero en verano hay que adaptar la intensidad y los horarios.

Se aconseja:

  • Realizar ejercicio temprano por la mañana o al atardecer.
  • Hidratarse antes, durante y después.
  • Suspender la actividad si aparecen mareos, náuseas o fatiga excesiva.

Síntomas persistentes: cuándo prestar atención

Muchas veces, el calor intensifica síntomas que ya estaban presentes o hace visibles problemas de salud que necesitan evaluación médica. No todo malestar es “normal” del verano.

Señales de alerta que no hay que minimizar

Consultá con un profesional si aparecen:

  • Mareos frecuentes o desmayos.
  • Dolores de cabeza persistentes.
  • Palpitaciones o sensación de falta de aire.
  • Cansancio extremo que no mejora con el descanso.
  • Náuseas, vómitos o diarrea prolongada.
  • Hinchazón de piernas o pies.
  • Cambios bruscos en la presión arterial.

Estos síntomas pueden estar asociados a deshidratación, alteraciones cardiovasculares, problemas metabólicos o afecciones neurológicas que requieren estudios específicos.

El rol del diagnóstico por imágenes en verano

Ante síntomas persistentes, contar con un diagnóstico preciso es clave. Estudios como ecografías, radiografías, tomografías o resonancias permiten evaluar el estado de distintos órganos y descartar patologías que pueden agravarse con el calor.

En CIDI trabajamos con tecnología de última generación y un enfoque humanista, priorizando la comodidad, la rapidez en la atención y la tranquilidad del paciente, incluso en épocas donde las consultas suelen postergarse.

Prevenir también es cuidarse

El verano no debería ser sinónimo de malestar. Adoptar hábitos saludables y consultar a tiempo ante síntomas que se repiten o se intensifican es una forma concreta de cuidar la salud hoy y a largo plazo.

Si sentís que algo no está bien, no lo dejes pasar.

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